La marcha nupcial es aquella canción que de niñas siempre tarareábamos mientras usábamos una tela como velo y unos zapatos muy anchos de mamá: imaginábamos el día en el que camináramos en una iglesia preciosa con las miradas de nuestros invitados puestos en nosotras, pero importándonos solo una, aquella mirada que se encontraría al término de la caminata y que nos esperaría con una sonrisa y unas lágrimas discretas. La mirada de nuestro amor.
Sin embargo, la marcha nupcial es sólo eso, la canción que se toca de fondo mientras caminas por el altar. Esta se puede confundir con la procesión nupcial, ya que son dos cosas diferentes pero que juntas hacen toda la entrada dramática y esperada de la novia.
Una de las tres marchas nupciales fue una canción cuyas partituras fueron creadas por Felix Mendelssohn en el año 1842, inspirada en una novela de William Sheakespeare, “Sueño de una Noche de Verano”.
La segunda marcha nupcial, y no menos importante, suele tocarse en órgano y está fue compuesta por Wilhelm Richard Wagner, titulada Lohengrin, la cual es una ópera romántica, inspirado en un romance medieval.
La tercera y última, un poco menos sonada en México, pero no por eso menos importante, es la marcha del Príncipe de Dinamarca partituras de Jeremiah Clarke.
Aunque tenga como nombre “marcha nupcial” se refiere solamente a la canción de fondo, y estás tres que acabamos de mencionar son por lo regular las permitidas en la iglesia y las más conocidas a nivel mundial.
Si ninguna de estas opciones te convence, o quieres entrar con una canción diferente, consulta con la iglesia donde será tu ceremonia para saber que canciones permiten. Algunas iglesias tienen piezas fijas para la entrada de la novia, y no permiten que se toque algo diferente, pero algunas otras más flexibles, permiten a los novios elegir la canción que deseen siempre y cuando no sea una pieza ofensiva o inapropiada.
Sin importar la canción que eliges, tu entrada a la iglesia será el centro de las miradas y el momento más esperado por todos, pero siempre es mejor entrar con una canción que te guste y cada vez que la escuches, recuerdes ese bello momento que haz estado imaginando desde pequeña.
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